sábado, 26 de marzo de 2011

Vuelta a los entrenamientos

Hace casi tres semanas que he vuelto a entrenar después del parón debido a mi lesión de rodilla. Aunque necesitaba volver, durante días lo estuve retrasando por el temor a enfrentarme a una realidad dura en la que no hubiera podido entrenar con normalidad, y en la que los dolores fueran la tónica del entrenamiento. Para mi es importante poder entrenar al 100% o al menos acercarme a ese techo; hay veces que por lesión es necesario ser un poco conservador y dosificar un poco, pero la realidad es que "en el fragor de la batalla" uno se olvida de las limitaciones y da todo lo que tiene y puede.

El caso es que, con el miedo en el cuerpo y nervioso como si fuera la primera vez que asistía a una clase de Karate, me decidí a ir entrenar mentalizado en que quizás iba a sufrir dolores, pero que era mi deber soportarlos y seguir adelante.

Comenzó la clase, y el calentamiento, y mientras corríamos alrededor del tatami sentí un pequeño "mordisco" en mi rodilla. Fue sólo un aviso, un recordatorio de que mi rodilla no está del todo bien, pero nada que me impida seguir adelante. Así que seguí con el calentamiento. Tras el calentamiento comenzó la clase propiamente dicha. Tenía mis dudas, pero tras las primeras técnicas sentía que todo parecía ir bastante bien, así que intentando no forzar demasiado, pero evitando pensar en mi rodilla seguí adelante con el firme objetivo de disfrutar al máximo de hacer Karate. Algún pequeño aviso en forma de nuevo "mordisco", pero nada serio. Si esto es lo máximo que me va a doler, mejor me voy olvidando de mi rodilla y me dejo de tonterías.

Después de este "primer día" he vuelto otras tres veces más, y cada vez me he ido sintiendo mejor, sobre todo en las dos últimas ocasiones, en las que he podido entrenar con absoluta normalidad, como si nunca me hubiera lesionado en la rodilla. Estoy contento y tranquilo.

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