Karate ni sente nashi

En karate no existe primer ataque
El principio de conducta más importante en la vida diaria de un samurai era: "Una espada no debe nunca sacarse imprudentemente". Era esencial para el hombre honorable de la época soportar las cosas hasta el máximo de su capacidad antes de actuar. Sólo se desenfundaba la espada tras llegar al punto en que la situación resultaba intolerable. Era una enseñanza básica del bushido japonés (el Camino del Guerrero).
En karate, las manos y los pies pueden ser tan mortíferos como la hoja de una espada. Por tanto, el principio de que "en karate no existe primer ataque" es una ampliación del principio básico de los samurais de que debe evitarse el uso temerario de las armas. Pone de relieve la absoluta necesidad de paciencia y aguante.
Incluso en una situación de emergencia, hay que esforzarse por evitar asestar un golpe fatal, lo cual puede compararse a la práctica de golpear a un atacante con el contrafilo o el lomo de una espada en vez de con el filo. Es crucial dejar tiempo al adversario para recapacitar o arrepentirse de sus acciones.
Por otro lado, cuando circunstancias ajenas a su voluntad provoquen que los practicantes recurran a la acción, han de responder sin reservas y sin temer por su vida, dejando que resplandezca su destreza marcial al máximo de su capacidad. Éste es, en efecto, el verdadero espíritu del budo (el Camino de las Artes Marciales) y es el espíritu correcto sobre el que se basa el segundo principio.
Sólo al afrontar una situación tan insoportable que se agote nuestra capacidad de tolerarla (o ponerle fin sin enfrentamiento) es cuando la espada debe sacarse de su funda. Éste es el verdadero espíritu del budo. No obstante, en el panorama más sombrío posible, cuando el combate sea inevitable, es adecuado tomar la iniciativa, atacando una y otra vez hasta lograr la victoria.

En karate no existe primer ataque
El principio de conducta más importante en la vida diaria de un samurai era: "Una espada no debe nunca sacarse imprudentemente". Era esencial para el hombre honorable de la época soportar las cosas hasta el máximo de su capacidad antes de actuar. Sólo se desenfundaba la espada tras llegar al punto en que la situación resultaba intolerable. Era una enseñanza básica del bushido japonés (el Camino del Guerrero).
En karate, las manos y los pies pueden ser tan mortíferos como la hoja de una espada. Por tanto, el principio de que "en karate no existe primer ataque" es una ampliación del principio básico de los samurais de que debe evitarse el uso temerario de las armas. Pone de relieve la absoluta necesidad de paciencia y aguante.
Incluso en una situación de emergencia, hay que esforzarse por evitar asestar un golpe fatal, lo cual puede compararse a la práctica de golpear a un atacante con el contrafilo o el lomo de una espada en vez de con el filo. Es crucial dejar tiempo al adversario para recapacitar o arrepentirse de sus acciones.
Por otro lado, cuando circunstancias ajenas a su voluntad provoquen que los practicantes recurran a la acción, han de responder sin reservas y sin temer por su vida, dejando que resplandezca su destreza marcial al máximo de su capacidad. Éste es, en efecto, el verdadero espíritu del budo (el Camino de las Artes Marciales) y es el espíritu correcto sobre el que se basa el segundo principio.
Sólo al afrontar una situación tan insoportable que se agote nuestra capacidad de tolerarla (o ponerle fin sin enfrentamiento) es cuando la espada debe sacarse de su funda. Éste es el verdadero espíritu del budo. No obstante, en el panorama más sombrío posible, cuando el combate sea inevitable, es adecuado tomar la iniciativa, atacando una y otra vez hasta lograr la victoria.