Después de medio año sin escribir en el blog, he decidido que va siendo hora de escribir alguna entrada, aunque no sea con demasiada frecuencia, pero sí al menos de vez en cuando.
A pesar de lo que pudiera parecer, en estos meses de olvido sí han pasado cosas interesantes en lo que al Karate se refiere. Sin embargo, debido a la falta de tiempo, algo que se ha agudizado especialmente en el verano, no he encontrado nunca el momento adecuado para escribir.
Sin lugar a dudas, lo más destacable ha sido la obtención, el pasado 9 de julio, del 7º y 8º dan por los senseis Lorenzo Campillejo y Miguel Gómez Nacarino respectivamente. Lo más relevante, y lo que desde mi punto de vista tiene más valor, es que ambos, de forma voluntaria, obtuvieron sus grados vía examen cuando los podrían haber obtenido por méritos.
Tuve la gran suerte y el gran privilegio de ver en más de una ocasión el examen del sensei Nacarino semanas y días antes del examen ante el tribunal. Todos los que hemos tenido la suerte de ver el examen coincidimos en que se trata de toda una lección de Karate y de que somos unos afortunados al contar con un maestro como Miguel.
Además, el 9 de julio también nos examinamos varios compañeros del dojo. Como resultado de las horas de preparación y de la ayuda de todos los compañeros y especialmente del sensei Nacarino aprobamos todos. En mi caso obtuve el grado de 2º dan.
Realmente uno no siente que su Karate sea mejor tras aprobar un examen, pero para mi fue un reto muy importante que me había marcado a principios de año y que me hizo una enorme ilusión superar. La preparación fue dura, mucho más que para primer dan. Más que dura físicamente lo fue psicológicamente, entre otras cosas porque no me acaba de ver todo lo preparado que yo creía que tenía que estar. Además, todo coincidió con momentos difíciles en el trabajo, llenos de muchísima tensión, lo que hizo que la preparación fuera más dura de lo esperado. En esas semanas, siendo los entrenamientos bastante menos duros en los físico de lo normal, perdí unos 4 kilos debido a la tensión.
Respecto a mi lesión de rodilla, he de decir que he vuelto a entrenar con absoluta normalidad, aunque sé que mis rodillas, especialmente la derecha ya no tienen 20 años y que tengo que intentar forzarlas lo menos posible. Durante la preparación del examen tuve suerte porque entrené al máximo, bajando las posiciones, y en ningún momento me resentí. En las últimas semanas, muy de vez en cuando, la rodilla derecha me recuerda levemente que está ahí.
Después de aprobar el examen de 2º dan, llegaron las vacaciones, éste año más necesarias y ansiadas que nunca. Como siempre se hicieron cortas, y la vuelta a la normalidad fue especialmente dura, ya que continué con la vorágine de tensión y carga de trabajo que en algunos momentos ha sido inaguantable. La consecuencia de todo esto es que apenas tengo vida personal y que estoy entrenando poquísimo. Concretamente sólo he entrenado 6 clases desde que volví de las vacaciones de agosto. En estos momentos llevo casi un mes sin entrenar y esta semana tampoco podré ir.
A pesar de todo, estoy animado y sé que esto va a cambiar porque no queda otro remedio. Uno de mis objetivos para el año que viene es volver a entrenar todas las semanas con absoluta normalidad para seguir aprendiendo y disfrutando del Karate. Os lo seguiré contando en éste vuestro blog.
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