Tengo problemas de espalda desde los 17 años, puede que incluso antes. En los últimos 12 años, y en parte debido a mi profesión que me obliga a pasar muchas horas sentado delante de un ordenador, estos problemas se traducen en frecuentes dolores en el cuello y en la parte alta de la espalda que además se acompañan en muchos casos de mareos y dolores de cabeza. El stress causado por el trabajo facilita la aparición de los síntomas y los incrementa. Todo esto merma en cierta medida mi calidad de vida y en determinados momentos limita significativamente mi capacidad para trabajar, viajar, entrenar... en definitiva para disfrutar de la vida. Los antiinflamatorios y en algunas ocasiones - más bien pocas - los relajantes musculares me han ayudado y me ayudan, si bien el organismo se acaba acostumbrando a la medicación y cada vez tiene menor efecto. Otras alternativas como la osteopatía y los masajes de fisioterapia han sido y son, sin ninguna duda, mejores tratamientos que los antiinflamatorios y los relajantes musculares.
Pues bien, hace unos 6 ó 7 años, la que entonces era mi médico de cabecera me recomendó que hiciera ejercicio físico para fortalecer mi espalda y contrarrestar la gran cantidad de horas que paso sentado delante del ordenador. En aquel momento no le hice mucho caso, pero poco a poco fui fraguando la idea de volver a hacer karate. Esta fue una de las principales razones que me hicieron volver al camino, aunque no la única. En septiembre de 2004 me decidí a volver a entrenar después de varios años de inactividad absoluta. A priori, el karate podría parecer la actividad física menos recomendable para alguien que tiene problemas de espalda, pero en mi caso he de decir que fue una decisión acertada, pues aunque de vez en cuando sigo teniendo dolores, mi postura ha mejorado, cada vez me encuentro más fuerte y los dolores son cada vez menos frecuentes. También es muy significativo que cuando los dolores aparecen no lo hacen con tanta intensidad como antes, por lo que en muchos casos con tomarme un antiinflamatorio se va el dolor al poco tiempo.
Pues bien, hace unos 6 ó 7 años, la que entonces era mi médico de cabecera me recomendó que hiciera ejercicio físico para fortalecer mi espalda y contrarrestar la gran cantidad de horas que paso sentado delante del ordenador. En aquel momento no le hice mucho caso, pero poco a poco fui fraguando la idea de volver a hacer karate. Esta fue una de las principales razones que me hicieron volver al camino, aunque no la única. En septiembre de 2004 me decidí a volver a entrenar después de varios años de inactividad absoluta. A priori, el karate podría parecer la actividad física menos recomendable para alguien que tiene problemas de espalda, pero en mi caso he de decir que fue una decisión acertada, pues aunque de vez en cuando sigo teniendo dolores, mi postura ha mejorado, cada vez me encuentro más fuerte y los dolores son cada vez menos frecuentes. También es muy significativo que cuando los dolores aparecen no lo hacen con tanta intensidad como antes, por lo que en muchos casos con tomarme un antiinflamatorio se va el dolor al poco tiempo.